15 de enero de 2009

¿Mal de chagas? Mamola....



Nota: la dirección ofrece disculpas a nuestro amigo y benefactor Bacteria, porque publicamos su caricatura sobre la ceguera sin darle su reconocimiento de autoría. Confiamos en su generoso perdón.



Luego de una larga gira de trabajo por algunos países latinoamericanos, aprovechando las vaciones de fin de año, y a punto de reintegrarme a mis trabajos de docencia, quiero aprovechar estos pocos días libres en Lebrija, para esta nota, que me parece trata de un asunto más delicad
o de lo que aparenta. Muchas gracias. Y feliz año para todos.
Koestler


¿Mal de chagas?   Mamola

En una curiosa coincidencia, mueren dos de tres operarios del Aeropuerto Internacional de Palonegro, en Lebrija, por una supuesta enfermedad de chagas. Teóricamente los tres operarios se enfermaron por ingesta de alimentos contaminados con un parásito Tripanosoma Cruzi, que trasmite nuestro famoso “pito”.  Más curioso aún es el coro armónico que se ha presentado entre la dirección del aeropuerto, la Secretaría de Salud Departamental, la Alcaldía de Lebrija y los medios de comunicación ―sin excepción― para afirmar que los operarios fallecidos fueron infectados por dicho parásito.

De ser esto cierto estaríamos ante un problema tal vez tan grave como el ébola. Y miren por qué lo afirmo. En primer lugar el mal de chagas tiene periodos de incubación de 20 a 30 días, en el cual ―la etapa inicial― se reconoce por manifestaciones físicas externas, como hinchazón en los puntos donde penetra la infección, tal como se aprecia en el ejemplo de la foto adjunta. Luego puede existir un periodo de desarrollo no aparente, que puede manifestarse despues ―20 o 30 años― con problemas orgánicos severos. Eso quiere decir que si lo que apareció en Lebrija tiene tal capacidad y velocidad de eliminar a las personas, al tal pito habría que llamarlo Tripanosoma AUC, pues todo lo asesina. Qué tal una variedad de chagas que causa la muerte al 66% de los infectados (y eso falta ver si el que está convaleciente no fallece en pocos días).

Es rara tanta virulencia. Analicemos algo de las estadísticas de la Organización Mundial de la Salud, quien estima que actualmente existen en el mundo entre 16 y 18 millones de infectados por chagas, que cada año se infectan unos 500.000 individuos nuevos y que al año mueren, como consecuencia de dicha enfermedad....  ¡50.000 personas!   Así que si dicha infección fuera tan violenta como nos quieren hacer creer: los muertos serían unos 12 millones al año, de la suma actual, o, para no ser tan dramáticos, unos 330.000 anuales de los que se infectan. De tal manera que la explicación brindada por las autoridades de salud, del aeropuerto y de Lebrija son de ponerlas en duda.

Aquí hay gato encerrado. Y existen muchos interesados en tapar la verdad, porque algo se quiere mantener en reserva. Los informes que se tienen por personas del aeropuerto señalan unos hechos diferentes como la causa real del deceso de los dos operarios y de la grave dolencia del que aún está convaleciente. Todo tiene que ver con un cilindro especial, al parecer sin referencias de origen, de supuesto material genético que debía ser trasladado en una avioneta. Ante lo irregular de la carga el capitán de la aeronave se negó a transportarlo sin que le explicaran cuál era el verdadero contenido de la carga, para evitarse problemas.

Los empleados, celosos de su deber, desconocedores del riesgo, y carentes del equipo de protección adecuado abrieron el cilindro, del cual emanó un gas que los intoxicó. Uno de ellos perdió el conocimiento unos minutos ese día y los otros manifestaron problemas de salud. Se supone, según entendidos, que ese gas empleado para garantizar bajas temperaturas del material genético que se transportaba destroza los pulmones de quien lo aspira.

Esa, supuestamente  es la realidad de los hechos escuetos. Pero se debe ir un poco más allá. Y es justo que nos hagamos unas preguntas. Primero: ¿Quién y para quién se enviaba dicho material genético?   Se supone que se trataba de importación ilegal o, mejor, de contrabando.   Y para evitar su control se enviaban los empaques sin las señales de alerta correspondientes.   Segunda.   ¿Qué responsabilidad corresponde a la dirección del Aeropuerto Internacional de Palonegro al carecer de procedimientos seguros para la manipulación de dichos elementos,  los equipos de seguridad adecuados y el personal capacitado?   Tercera.   ¿Qué pretenden encubrir las autoridades de salud, del Aeropuerto, del municipio y del Departamento?   ¿A quiénes están encubriendo?  

Lo del Aeropuerto, más que un problema de salud, es un tema para que lo aboquen la Fiscalía, la Procuraduría, el ICA, la Dian y otros entes del orden nacional por todo lo que está sucediendo.   ¡Ah, y el Ministerio del Trabajo y Seguridad social, para que no le escamoteen a las familias de los afectados los derechos a indemnización que están de por medio.   El problema es más grave de lo que desean manifestar. 


 

Pero no todo es tan negativo.   Empieza a salir a la luz pública que en un muncipio como Lebrija existe dicha enfermedad, así como la leishmaniasis, que tantos pretenden mantener ocultas.   Porque son enfermedades de la pobreza, del atraso, de las condiciones de vida paupérrimas en que tienen que vivir nuestros campesinos.   La leishmaniasis, por ejemplo, se difunde como consecuencia del trasegar de soldados, guerrilleros, paramilitares ―que los hay, así digan lo contrario― quienes lo difunden de región en región.   La tragedia está en que drogas para la leishmaniasis son de control militar.   Y, mientras los grupos ilegales tienen sus depósitos generosamente aprovisionados de las drogas apropiadas, los hospitales carecen de ellas y los campesinos deben esperar a que la burocracia militar autorice que se les aplique una medicina fundamental para su salud.   Y, además, las administraciones de Lebrija, sin excepción, incluida la actual, no generan condiciones para que los campesinos y habitantes urbanos puedan tener un acceso real a un tratamiento adecuado y oportuno.  

 

 

14 de enero de 2009

Una imagen dice más que mil palabras...



Haga Usted la prueba de su visión. No deje para mañana lo que puede hacer hoy por la salud pública y personal.