15 de mayo de 2010

Las encuestas de la semana...



Por primera vez, dos encuestas se contradicen:en CNC empatan y en Datexco, MOckkus le gana a Santos




Por Juanita León

Tomado de La Silla Vacía



Juan Manuel Santos atajó la ola verde. Según la encuesta del Centro Nacional de Consultoría (CNC), ahora aventaja a Mockus por dos puntos y, según la encuesta de Datexco, le recorta distancia. En la medición del CNC habría empate en segunda vuelta, y en la de Datexco, Mockus saldría vencedor.

Ambas encuestas usaron muestras diferentes y por lo tanto no son totalmente comparables. La de Datexco cubre 32 ciudades y la otra 100 ciudades, con municipios mucho más pequeños.

La medición del CNC indica que Santos registra un 38 por ciento de intención de voto, mientras que Mockus se queda con 36 por ciento. En la segunda vuelta habría un empate técnico con el 47 por ciento.

En la encuesta de Datexco Mockus sigue adelante frente a Santos (32,8 por ciento frente a 29,3 por ciento), y en segunda vuelta Mockus tendría el 47,9 por ciento de intención de voto y Santos el 33,6 por ciento. La otra noticia de esta encuesta es que, por primera vez, Gustavo Petro pasa a Noemí Sanín: 7,5 por ciento frente a 5,6 por ciento (ver ficha técnica).

Esta vez el CNC no aplicó el famoso filtro de solo contabilizar a los que tenían la cédula registrada (ver ficha técnica), por lo tanto no es totalmente comparable con la de hace dos semanas, en las que Santos tenía 34 por ciento y Mockus 38 por ciento. Pero la tendencia es clara: Mockus dejó de crecer como venía haciéndolo en el último mes y Santos le recorta distancia (vea arriba en los gráficos la evolución de la intención de voto según las encuestadoras).

La gran diferencia entre ambas encuestas está en los indecisos. Mientras que en la de Datexco el 19 por ciento no sabe todavía por quién votar, en la del CNC solo el 5 por ciento aún no tiene una respuesta.

Santos ejecutó su estrategia

Esta encuesta refleja dos cosas: que las estrategias asumidas por la campaña de Juan Manuel Santos en la reunión del Metropolitan Club el 26 de abril con varios congresistas de la U le funcionaron al candidato uribista.

En esa reunión Santos decidió varias cosas: utilizar, como lo hizo Uribe en el 2002, a los medios comunitarios, locales y universitarios para posicionar su mensaje con más fuerza; que todo el mundo se enterara de un ‘chisme’ que él había oído sobre que Mockus habría hecho un acuerdo con una corte para cerrar el Congreso; y repetir una y otra vez cosas que el candidato Verde había dicho para que a la gente no se le olvidara: que Mockus es ateo, que no quiere el metro, que eliminaría los parafiscales, que iba a extraditar a Uribe y que aceptaría a los del PIN.

Y como hombre disciplinado que es, Juan Manuel llevó a cabo su plan.

Con esto logró poner a Mockus a la defensiva, quien terminó enredado en el laberinto de su propia argumentación. Ha llegado, incluso, al extremo de presentarse ahora más católico y rezandero que el mismo Procurador. (Ya no piensa en Borges cuando reza).

¿Qué le pasa a Mockus?

Lo más paradójico del resultado de la nueva encuesta es que si alguien tuvo reveses en las últimas semanas fue Juan Manuel Santos: el episodio de contratar irregularmente a J.J. Rendón, experto en guerra sucia, quien no cuenta con visa de trabajo; la investigación contra el gerente de su campaña por supuestamente insolventarse para no pagarle la indemnización a dos trabajadores; la ‘picardía’ de la cuña que imita al Presidente Uribe.

Y esto sin contar con el pliego de cargos contra Sabas Pretelt, las acusaciones de Salvatore Mancuso de haber financiado la campaña de Uribe y la imputación de cargos contra el ex director de inteligencia y ex subdirector de contrainteligencia del DAS, escándalos que no tienen que ver con Santos pero que no le ayudan dado que él se presenta como la alternativa del continuismo.

Pero Mockus no ha logrado resolver el dilema que tiene entre ser un visionario-profeta o un político-estadista.

Aunque Mockus está rodeado de tres ex alcaldes con peso político propio y probada trayectoria pública, la relación que ha establecido con su equipo es de fieles que lo siguen más que de asesores que le pueden aportar el conocimiento técnico sobre cómo hacer una campaña política.

Mockus no ha convocado una reunión de crisis para ajustar los problemas de comunicación que está viviendo, para ‘dejar de pisar cáscaras’. O para analizar todos sus lados flacos y prepararse para responder a los ataques. O para seguir en la cresta de la ola.

El estratega político mexicano Julio Madrazo que contrató la campaña ha sido escasamente escuchado por Mockus, quien como un visionario sigue sobre todo su intuición. Y quiere que reinen sus ideas, no importa si ya o en una década. Por eso su salida frente a Petro, con lo que alienó (por lo menos por ahora) no solo al ala más moderna del Polo sino a todo el sector de izquierda progresista que lo acompaña dentro del Partido Verde y que aún no sale del asombro frente a sus declaraciones en el mejor estilo uribista. Mockus quería dejar claro una idea que le es esencial: la violencia no tiene ninguna justificación.

Pero un político habría sabido que esa explicación en conexión con el líder del Polo que con vehemencia se ha opuesto a la combinación de las formas de lucha no solo sobraba sino que le restaba votos que necesitaría para una segunda vuelta. Los liberales y los noemicistas siguen esperando una señal de que podría haber un puente para acercarse a los Verdes después del 30 de mayo, pero lo único que reciben son portazos.

Cuando Mockus habla de sacralizar la vida, la gente le cree porque ven en él casi un profeta. Y por eso tantos jóvenes han puesto en él su esperanza de que él sí sería capaz de hacer una ruptura con el pasado y tranformar a Colombia en un país más decente. Y esa esperanza ha crecido la ola. Un buen surfista nunca se atribuye la potencia de la ola, pero tampoco pierde la oportunidad de aprovechar su impulso.

Nota: esta historia fue actualizada a las 9:45 de la mañana con los datos de la nueva encuesta de Datexco.


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