12 de noviembre de 2010

De eso que llaman dignidad





Por Caruma


Para algunos la dignidad es un valor, y, como tal, un producto social. Es decir, un logro de la construcción de la sociedad humana, como la democracia, etcétera. Pero, bien analizado, la dignidad es algo más profundo, más esencial. Es inherente a la condición humana, o, mejor, el ser humano apareja la dignidad a su persona.

Aún más, se habla hasta de la ¡dignidad de los animales! Por la cuál muchos luchan en todo el mundo. Con más veras se debe considerar este elemento en lo referente a los seres humanos. Ya sea en la condición de género o individualmente considerado.



Así, toda persona tiene un derecho inalienable, imprescriptible, como el derecho a la vida: el de su dignidad. Y como tal se le debe respetar, pues violarlo es atentar contra la integridad de ella. Y más aún si se trata de seres en condición de debilidad o indefensión, ya sea por raza, situación económica, política, económica o de género.

Las sociedades machistas (¿machistas?) ejercen una persecución contra quienes consideran 'anormales sexuales', es decir los otros: mujeres, homosexuales, lesbianas, etcétera. En el fondo no es más que un auto rechazo de los 'fóbicos' a la diferencia. Es, más que nada, el miedo a reconocerse, y por ello son agresivos contra lo que los cuestiona o avergüenza.

Y en su desesperación o angustia, pretenden una superioridad, mejor, se ponen una máscara de superioridad, en la que ellos mismos no creen, y por eso toman el camino expedito de rebajar, humillar, destruir al otro, para 'ser superiores'. De ahí ese afán enfermizo por rebajar al otro, por afectarle su dignidad, su esencia. Se tornan violadores de la persona ajena en todos sus elementos esenciales, en especial su dignidad.

Cuando algunos se solazan rebajando la dignidad de otras personas mintiendo sobre ellas o calumniándolas, o sometiéndolas al ludibrio por sus inclinaciones personales o por el ejercicio de su individualidad o personalidad, no pasan de ser unos agresores, y de la peor estofa. Más, cuando se escudan en el anonimato para hacerlo. Como es el caso de quienes se aprovechan de este blog para destilar veneno contra ciudadanos lebrijeneses, en especial mujeres, contra quienes se engolosinan con bajezas sobre su vida personal.

En tal sentido nos solidarizamos con quienes han sido víctimas de esos aleves y protervos ataques, sólo dignos de cuarteles y cárceles, donde se condensan los peores sentimientos alentados por el rencor, de una parte, y la prepotencia, de otros, de quienes se consideran dueños de vidas y libertades. Les decimos que no den a sus enemigos el poder que quieren tener sobre ellos al permitirles sentirse enlodados. En el fondo, son sus agresores, y sólo ellos, quienes deben considerarse mal, porque lo que expresan es la pobreza moral e intelectual de sus personalidades, cúlmenes de la bajeza social y moral en la que ha caído nuestra sociedad colombiana.

Hemos permitido que se mantenga el in-box de comentarios en la esperanza de que quienes hacen mal uso de él se arrepientan y corrijan sus errores; hemos permitido la permanencia del in-box en la esperanza de que las personas decentes abochornen a quienes ejercen con bajeza el derecho a la libertad de expresión para que éstos se avergüencen y, siendo rechazados por el conjunto social no se atrevan a repetir estos ataques miserables.

Nuestra solidaridad con quienes han sufrido ataques por sus condiciones personales, en especial las damas. Esperamos no tener que volver sobre este tema o cerrar el in-box, para que las personas de bien puedan expresar sus críticas o apoyos a los diversos aconteceres de la realidad municipal, departamental o nacional.

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