7 de noviembre de 2011

De la crisis financiera...

 

 

Solamente los tontos son indiferentes ante el problema de la educaciòn pùblica

6 Nov 2011 - 11:00 pm

María Elvira Bonilla

La cuenta de cobro de los griegos

Por: María Elvira Bonilla

Se ha difundido mucho más, por sus consecuencias económicas globales, el lamento de los países europeos por la crisis de Grecia. 

Una reveladora carta del ciudadano Georgios Psomás, como respuesta al mensaje que publicó el alemán Walter Wuellenweber en la revista Stern, presenta la otra cara de la moneda: la historia del deterioro progresivo de la que fuera la cuna de la civilización.

«Me llamo Georgios Psomás. Soy funcionario público y no soy “empleado público” como despectivamente, como insulto, se refieren a nosotros. Mi sueldo es de 1.000 euros, no por día, como te quieren hacer creer en tu país, Alemania. Te señalo que dentro de la UE somos los mayores importadores de productos de consumo que elaboran las fábricas alemanas. La verdad es que no hacemos responsables sólo a nuestros políticos por el desastre de Grecia. Contribuyeron mucho algunas grandes empresas alemanas, las que pagaron enormes coimas a nuestros políticos para asegurarse los contratos, para vendernos de todo, como unos cuantos submarinos fuera de servicio, que puestos en el mar, quedan tumbados de costado.

»Pasó más de medio siglo desde que la Segunda Guerra Mundial terminó, sin que Alemania haya querido saldar sus cuentas con Grecia. Pero se resiste a hacerlo. (Enumera las cifras). Pero además no hay que olvidar la reparación pendiente por la muerte de 1’125.960 griegos (38.960 ejecutados, 12.000 muertos como daño colateral, 70.000 muertos en combate, 105.000 muertos en los campos de concentración alemanes, 600.000 muertos de hambre, etc.), además de la inmensurable ofensa moral ocasionada al pueblo griego y a los ideales humanísticos de la cultura griega.

»Sé, amigo Walter, que no te debe gustar para nada lo que te escribo. Lo lamento. Pero más me molesta lo que Alemania quiere hacer conmigo y con mis compatriotas. En Grecia operan 130 empresas alemanas, dentro de las cuales se incluyen todos los colosos de la industria de tu país, las que tienen ganancias anuales de 6,5 mil millones de euros. Muy pronto, si la cosa sigue así, no podré comprarles sus productos porque cada vez tengo menos dinero
»Yo y mis compatriotas crecimos siempre con privaciones y sabemos aguantar. Podemos vivir sin BMW, sin Mercedes, sin Opel, sin Škoda. Dejaremos de comprar productos de Lidl, de Praktiker, de IKEA. Pero Uds., Walter, cómo se las van a arreglar con los desempleados que dejará esta situación que puede obligarlos a bajar su estándar de vida, sus autos lujosos, sus vacaciones al exterior, sus excursiones sexuales a Tailandia. Uds., “compatriotas” de la Eurozona, pretenden que nos vayamos. Creo firmemente que debemos hacerlo, para salvarnos de una Unión (la UE) que es una banda de especuladores financieros, un equipo en el cual jugamos sólo si consumimos los productos que uds. ofrecen: préstamos, bienes industriales, bienes de consumo, obras faraónicas.

»Y, finalmente, Walter, debemos “arreglar” otro tema importante: ¡Exigimos que nos devuelvan la civilización que nos robaron! Queremos de vuelta a Grecia las inmortales obras de nuestros antepasados, que guardan en los museos de Berlín, de Múnich, de París, de Roma y de Londres. ¡Y exijo que sea ahora! Ya que si me muero de hambre, me quiero morir al lado de las obras de mis antepasados».