30 de noviembre de 2013

A coger el toro…. ¡por los cuernos!



Por Colaborador Anónimo


Obviamente no se trata de una reflexión sobre la torería. Ni mucho menos. Es, simplemente, una anotación sobre un tema que en Lebrija no se asumió con seriedad por parte de algún círculo de “críticos” sin sentido de la crítica. Es ni más ni menos que el tema de las basuras o residuos sólidos.

Por el prurito de la oposición al alcalde Javier Uribe pretenden tomar la vocería del municipio, o, mejor, de sus pobladores, como si éstos se la hubieran otorgado. En primer lugar, todos tenemos derecho a opinar y a dar a conocer nuestros puntos de vista, independientemente de los que sean, sin que por ello merezcamos persecución alguna. Pero, de igual manera, debemos respetar la dignidad de los contradictores. Cosa que no se ha visto con el trato denigrante que se ha dado al burgomaestre por hacer una propuesta, controversial, pero realista, sobre el lugar para la disposición final de las basuras del Área Metropolitana de Bucaramanga.

Se requiere valor para hacerla luego de la manera como se enfrentó el tema en el vecino municipio de Girón por el botadero en Chocoa. Hasta con manifestaciones de sotanas, hisopazos y ‘excomuniones’, motivadas muchas con intenciones ‘non sanctas’. Pues en Lebrija, con algunas diferencias, se ha querido levantar un sentimiento negativo hacia tal posibilidad: ¡No podemos ser el basurero del Área Metropolitana de Bucaramanga! Pero se olvidan que Lebrija durante décadas ha llevado sus desechos a Bucaramanga.

Dejando de lado estas referencias hacia los sentimientos primitivos, que no argumentos, al respecto, veamos los aspectos positivos y negativos que dicha iniciativa acarrea consigo.
En primer lugar, y lo más importante, este proyecto permite que unas cien familias tengan ingresos para su sostenimiento, y de paso la materia orgánica apta para la agricultura. Ya es una motivación de peso para que sea considerada con seriedad.

En segundo lugar, la administración municipal incrementará sus recursos para atender necesidades de los sectores más deprimidos del ente territorial.


En tercer lugar, y muy importante, facilitará la incorporación y mejor integración de la zona baja con el resto del municipio. Estos son sectores marginados por el deterioro de la comunicación vial por el abandono de la red del ferrocarril, de la vía hacia Sabana de Torres y el elevado costo del mantenimiento de las redes terciarias, que ha dejado marginada de la vida económica municipal y regional a una gran cantidad de familias que apenas logran sobrevivir en medio del abandono estatal y la crisis económica.

En cuarto punto, como complemento, será necesaria una atención vial importante y oportuna para respaldar el proceso de la disposición final de las basuras.

Como quinto aspecto, se brindará así una mayor seguridad al transporte aéreo, ya que el aeropuerto de Palonegro se ve comprometido por la cercanía de gallinazos y otras especies carroñeras.

En sexto lugar, tendremos un punto para las basuras que generamos en el municipio. Nosotros también somos contaminadores, e igual producimos basuras, en forma creciente por nuestros hábitos consumistas. Es un hecho que no podemos negar.

En lo negativo, podemos considerar varios aspectos:

Antes que nada, la percepción que se ha pretendido crear respecto a los residuos sólidos, con el epíteto de basuras. ‘Lebrija no será el basurero de nadie’, y otras afirmaciones, que simplemente sólo son de tipo emocional. Lo que debe precisarse es si ambientalmente son aptos los suelos o lugares para tal destino.

Igualmente critican que las basuras pasen por el casco urbano. ¿Se ha reflexionado sobre el escenario de que los residuos sólidos se terminen depositando en Barrancabermeja o en Sabana de Torres, y utilicen la vía nacional para tal fin? ¿Acaso los llevarán por vía aérea? Nos quedaríamos sin el pan y sin la torta, es decir,  sin el beneficio del empleo, reactivación económica e impuestos, pero sí con la servidumbre del paso de los residuos sólidos.

Un riesgo, que corre el alcalde, es que se genere una fuerte oposición, con o sin razón. Al fin y al cabo, los seres humanos muchas veces actuamos por intereses, objetivos o subjetivos, positivos o negativos, sin considerar las consecuencias a largo plazo.

Una última reflexión. Algunos temen que en el Concejo municipal se presente una resistencia a la aprobación del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos (PGIR) y que no aprueben el uso del suelo necesario para asignar el área con tal fin. Lo que no deja de ser irónico. Porque según averiguaciones resientes, Lebrija tiene ya una zona asignada para tal destino, que fue aprobada con el EOT del año 2003, cuyos mentores políticos fueron Norberto Vásquez y Humberto Lesmes, quienes comprendieron la importancia de tal decisión. Decisión que aún es vigente, pues no fue derogada por la revisión que se realizó en el año 2011.

Indudablemente esa zona tendría algunas dificultades por la proximidad al aeropuerto, hecho ante el cual tiene mayores ventajas el terreno de Uribe Uribe.

Así que es hora de deponer nuestros odios primitivos al respecto; sopesemos los aspectos positivos y negativos, y apoyemos la decisión que favorece los intereses estratégicos del municipio.